EL RUMBO DE LA HISTORIA

EL RUMBO DE LA HISTORIA

miércoles, 31 de diciembre de 2014

Esther Cailingold, una soldado con ideales.

Esther Cailingold nació en Londres el 28 de junio de 1925. Su padre, Moshe Cailingold, había emigrado desde Varsovia (Polonia) en 1920. Sus convicciones juveniles sionistas (el sionismo era un movimiento internacional que propugnaba el establecimiento de un país para los judíos), que provenían de sus estrictos orígenes judeo-ortodoxos, fueron reforzadas por la conciencia internacional de los eventos: el auge de Hitler en Alemania, el crecimiento del antisemitismo y el conocimiento del Holocausto. Ella empezó a participar en actividades, como su involucración en los Bachad, granjas establecidas en Europa que preparaban a la gente para una futura vida en los kibutz (las granjas de vida comunal que se irían a asentar en el futuro país de Israel).

Poco después, tuvo la convicción de que el futuro de su pueblo pasaba por establecerse en Palestina y, de esta manera, en agosto de 1946, solicitó el puesto de profesora de inglés en el Evelina Rothschild School de Jerusalén, primer colegio para chicas fundado en Palestina hacia casi 100 años.

Su solicitud fue aceptada y Esther llegó a Jerusalén el 1 de diciembre de ese mismo año. Una vez allí, fue testigo de la creciente violencia: ataques a los judíos y sus propiedades, la ejecución de activistas como Dov Gruner y el caso del barco con inmigrantes judíos Éxodo. Las cartas que ella enviaba a sus padres daban muestra de su sentimiento de animadversión hacia los británicos, que dominaban aquella región como potencia colonial (no hay que olvidar que Esther nació británica). En otoño de 1947 se unió al Haganá, el ejercito clandestino israelí que surgió en 1920 para defender los asentamientos judíos en Palestina de los ataques árabes.

Foto de Esther Cailingold vestida de uniforme.
 
 
 
Aunque no dejó su trabajo como profesora, empezó a asistir a los campos de entrenamiento. En enero de 1948 se dedicó por completo a su función de soldado. Además, Esther ejerció de locutora en lengua inglesa en un servicio de radiodifusión del Haganá. Cuando pidieron voluntarios para defender el Barrio Judío de la Ciudad Vieja de Jerusalén, Esther no dudó en presentarse.
 
 
Allí vivían niños, mujeres y ancianos, y sólo una pequeña fuerza de combatientes judíos para defenderlos, al mando de Moshe Rousnak. Hasta la partida de los británicos de Palestina, fue posible infiltrar algunos soldados disfrazados y armas de contrabando. La comunidad fue sitiada por los árabes, mientras iban siendo dinamitados los edificios uno a uno.
 
 
Esther llegó a la Ciudad Vieja hacia finales de abril de 1948. Su primera función fue de enlace entre los distintos puestos para llevar suministros, agua y munición. el 16 de mayo los ataques árabes se intensificaron, cuando los británicos ya habían abandonado el país. Esther fue herida de levedad, aunque enseguida regresó a su puesto de enlace. El 19 de mayo una pequeña unidad rompió el asedio para reforzar a la fuerza judía cercada. Por desgracia, los soldados que se quedaron no sabían apenas disparar.
 
 
Las mujeres israelís tuvieron que luchar junto a los hombres durante la guerra de 1948-1949. El momento era crítico y no había más remedio; el futuro de Israel era incierto ante el ataque de cinco ejércitos árabes en apoyo de los palestinos.

 
 
Ese mismo día, la Legión Árabe jordana empezó a invadir Jerusalén, y bombardeó el Barrio Judío. Ante la avalancha de artillería, los judíos contaban con escasas municiones de armas ligeras que se les agotaban de manera agobiante; la resistencia se hizo desesperada. Cuando no pudo continuar con su función de enlace, Esther Cailingold empuñó un fusil y se convirtió en tiradora. El 26 de mayo los árabes volaron un edificio cuando ella estaba entrando. La espina dorsal de la soldado quedó destrozada por la explosión. Fue llevada a la enfermería, pero apenas había suministros y poco se pudo hacer.
 
Esther fue evacuada de la enfermería ante el avance implacable de los árabes. Ella estaba consciente, agonizando aunque rezando sus oraciones. Cuando el barrio cayó en manos de los jordanos, Esther cayó prisionera y fue trasladada al Monasterio Armenio. Sufriendo de altas fiebres y con una insoportable agonía (no había morfina para suministrarle), un camillero le ofreció un cigarrillo. Ella extendió su mano y empezó a cogerlo, pero entonces paró. "No", susurró, "Sabbat" (el día sagrado de la semana judía, los sábados), que fueron las últimas palabras que dijo antes de morir. Sólo tenía 22 años.
 
Aunque hay dos versión es de como se encontró la carta dirigida a sus padres escrita seis días antes de morir, lo que importa es la emotividad de la misma:
 
"Queridos papá y mamá... Os escribo para suplicaros que sea lo que sea lo que me ocurra, hagáis el esfuerzo de aceptarlo con el mismo espíritu que me lo tomo yo. No me arrepiento de nada. Tenemos una guerra amarga que luchar: he probado lo que es el infierno, pero ha merecido la pena porque estoy convencida de que al final disfrutaremos de un Estado Judío y veremos colmados nuestros deseos. Me alegra pensar que vosotros podréis disfrutar y saborear los frutos de nuestra lucha. Sed felices y recordadme con dicha."
 
Salam, Os quiere Esther."
 
La carta que escribió Moshe Rousnak (el Jefe de las fuerzas israelíes en el Barrio Judío) a los padres de Esther tampoco tiene desperdicio:
 
"Cuando la lucha empezó, todos los profesores fueron alistados y tomaron parte activa en todas las batallas. Esther cumplió su deber más allá de lo que le era exigido. Como cualquier valiente y experimentado soldado repelió cada ataque enemigo. Su determinación fue un ejemplo y una fuente de inspiración para los demás... Su muerte fue un serio golpe para todos los que la conocíamos y admirábamos la valentía de una soldado que no tenía temor a la batalla."
 
 
Las cartas están resumidas. Si queréis lleras de forma integral en inglés os dejo el enlace de donde ha extraído casi toda la información para realizar este post: